Niñas de Le Samaritain, uno de los asentamientos humanos más antiguos de Francia cerca a Le Bourget, donde vivían 300 personas. Las 90 familias fueron desalojadas en la madrugada del 28 de agosto, bajo la lluvia torrencial, sin que las autoridades francesas les ofrecieran alternativas de vivienda.

Temprano en la mañana del lunes 31 de agosto, siete activistas climáticos del colectivo JEDI se juntaron en la ocupación Baras en Les Lilas, en los suburbios parisinos. Les Lilas queda en el departamento 93 de Francia, a unos pocos kilómetros de Le Bourget, donde las negociaciones climáticas de París -la COP21- se llevarán a cabo en pocos meses. 

Cuatro personas habíamos pasado la noche ahí con un colectivo de refugiados llamado los Baras ("trabajadores" en Bambara). Todos eran hombres, y la mayoría venían de Mali. Muchos habían estado trabajando ahí, en minas de oro, para corporaciones extranjeras. Cuando se organizaron para demandar una mejor paga y mejores condiciones de trabajo, tuvieron que hacerle frente a una fuerte represión. Finalmente fueron amenazados con sentencias de prisión, y tuvieron que huir del país. Muchos habían huido la guerra de Libia y cruzado Italia y Francia antes de llegar a los suburbios parisinos. Ahora trabajan largas horas como trabajadores indocumentados en la ciudad, y no tienen posibilidad de encontrar vivienda mientras las autoridades de inmigración de Francia les nieguen el estatus administrativo necesario. El edificio ocupado había estado vacío por meses, y sus habitantes tenían evidencia de que habían estado viviendo ahí por 10 días. La legislación francesa estaba de su lado: cualquier acción policial para desalojar a personas que ocupan edificios vacíos es ilegal luego de las 48 horas. 

Mientras crecían los rumores de un desalojo inminente, sabíamos que teníamos que apoyar el colectivo para tratar de resistir cualquier intervención policial. La mayoría nos quedamos despiert@s toda la noche, tomando café caliente en la vereda, alert@s a las esquinas de la calle. A las 6:00 am, un carro policial pasó por nuestra puerta, preguntándonos qué estábamos haciendo. Tomando café, respondimos. Mientras salía el sol, a las 7:30 de la mañana, cuatro camiones llenos de policías antidisturbios se estacionaron en la esquina de nuestra calle. Rápidamente nos unimos de brazos y tratamos de bloquear la puerta delantera. Nuestras fuerzas fueron insuficientes. En 15 minutos lograron sacarnos, botar la puerta y vaciar el edificio... la bulla despertó a los vecinos que veían la intervención desde sus ventanas. 

Tras el desalojo (nnoman)

La intervención fue violenta y se usó gas lacrimógeno. Un miembro del colectivo Baras fue detenido. Esto nos llevó a la municipalidad de Les Lilas, y finalmente a la estación policial en Bagnolet (un pueblo vecino también situado en el departamento 93), donde detuvieron a nuestro compañero. Nos quedamos varias horas al frente de la estación policial, exigiendo que lo dejen salir. Finalmente fue liberado alrededor de las 15:30 pm.  

Desde ese entonces, sabemos que el colectivo ha retomado su antigua ocupación en Bagnolet, pero una notificación de desalojo ha sido emitida para el 23 de setiembre. Un plantón está siendo organizado para resistir esta decisión. 

plantón frente a la comisaría de bagnolet (pierre gautheron)


La limpieza urbana entra a toda fuerza a parís.


La combinación de la COP21, que traerá decenas de miles de personas a la ciudad, con la Eurocopa de fútbol del 2016, está llevando a las autoridades a "limpiar la ciudad" - es decir, a tomar medidas duras contra todas las personas que prefieren mantener en la invisibilidad ante tales eventos de alto nivel. Porque aparentemente la imagen de nuestro país es más importante que la seguridad y el bienestar de los y las personas más vulnerables de nuestra población. 

Esta política de cero tolerancia ha estado en marcha por más de un año. La cero tolerancia se concentra en las personas que viven en las calles, en los habitantes de asentamientos humanos y edificios ocupados, en las personas Roma, en los refugiados, y también en las organizaciones que proveen apoyo para las poblaciones más vulnerables. Organizaciones que han brindado comidas calientes a personas sin hogar por décadas ahora están prohibidas de hacerlo. Cuando se rehusaron, la policía rompió sus mesas y equipos... es importante mencionar que debido a las tasas crecientes de pobreza en Francia, el porcentaje de personas que viven en las calles ha crecido 50% en los últimos diez años.

En diciembre, el gobierno francés dirá que está actuando por el bien de la humanidad, y dirá estar haciendo todo lo posible ante un tema tan urgente como el cambio climático. Pero las acciones nos hablan más fuerte que las palabras. Hemos visto la verdadera cara de la "humanidad" de la cual hablan. Hemos visto desalojos de refugiados mes tras mes, hemos visto la clara falta de voluntad para encontrar soluciones para las personas sin hogar, hemos visto la brutalidad policial en Calais y en nuestras ciudades. 

Están limpiando las calles. Esto no es justicia. Y lucharemos contra esta injusticia, así como luchamos contra el cambio climático. 


Adèle, Clémence y Angie

Somos tres activistas climáticas que viven en Paris. 

violencia policial en calais

Traducción propia. Originalmente publicado en: http://jeunesamisdelaterre.org/expulsions-nettoyage-urbain-et-la-cop21http://www.foeeurope.org/yfoee/evictions-social-cleansing-cop-21-paris.